martes, 21 de julio de 2009

Por si reviento en lágrimas




Por si estallara en lágrimas


la angustia de no verte,


he guardado en el cofre del recuerdo


una imagen que es tesoro inmaculado:


tu sonrisa, oceano que revienta en la costera,


e impregna todo, cual febril tsunami.




Por si explotara en lágrimas


la ansiedad de verte cerca,


he guardado un mechón de tu cabello.


Aquel que recogí en el hospital


poco antes de que entraras al quirófano.




Por si estallara en lágrimas


mi corazón que late tus latidos,


he guardado en mis manos la tibieza


de tus mejillas infantiles


tantas veces sentida por mis labios.




Sólo un año y ya sufres


los más fieros tormentos,


porque Dios ha querido


nutrirte de dolores


desde tu alumbramiento.




Hoy te encuentras tan lejos,


en otras latitudes,


y no puedo mirarte,


ni tenderte mi mano


y aligerar un poco el peso de tu cruz.




En los últimos días que estuviste a mi lado


me mirabas distante y resentido.


Yo te comprendo:


Sentías que no te defendí


de las enfermeras y los médicos,


del dolor, en lecho de hospital,


pero no podía hacerlo.




Te amo tanto, Adriquito, ¡Pequeño gavilán!


Eres parte de mi, la más sagrada,


la más tierna e indefensa,


y te necesito cerca mío;


por si revienta en lágrimas,


este dolor que siento de no verte.


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